Cien años de la Galería Güemes

Este martes, la primera obra propia del arquitecto Francesco Gianotti cumple un siglo de vida. El flamante argentino la terminó cuando ya había diseñado y estaba en plena construcción su otra obra maestra, el edificio de la Confitería del Molino.

Este es el dibujo original de Gianotti para el concurso privado de la empresa de los salteños David Ovejero y Emilio San Miguel, y muestra el frente por la calle Florida y el garboso módulo central con la torre/faro. El edificio continúa hasta la calle San Martín, cruzando la manzana entre Mitre y Perón, formando una arcada de algo más de cien metros de largo, ocho de ancho y doce de alto, con cúpulas que llegan a los catorce metros.

El diseño era de avanzada para la época y con catorce pisos de la altura generosa de entonces, era por lejos lo más alto de la ciudad bajita que era Buenos Aires. Esta foto de época muestra cómo se alzaba por encima de la línea de edificación del Centro.

Entre otras innovaciones, la Güemes tenía un teatro-salón de bailes en el segundo subsuelo equipado con un enorme piso de hormigón basculante: si había milonga, se lo mantenía horizontal, si había teatro o concierto, se lo inclinaba para crear una platea. El teatro fue encontrado cachuzo pero intacto, fue reinaugurado como el Astor Piazzolla y es una pieza única del Art Noveau porteño.

Y el teatro fue apenas una de las maravillas que hoy se pueden apreciar en las Galerías Güemes, que comenzaron un hermoso proceso de restauración en los últimos años. Ya se puede ver la galería principal como la concibió Gianotti, se recuperaron muchos de los ornamentos en bronce y hacia arriba se restauran oficinas y se puede volver al mirador.

El 15 de diciembre hay fiesta en la Galería en plena restauración. Pronto se le va a unir su edificio hermano, El Molino, que cumple los cien al año que viene.