La Confitería del Molino es uno de los edificios más famosos
del país y un verdadero símbolo del abandono que puede sufrir nuestro
patrimonio edificado. La Confitería fue diseñada por el gran arquitecto
italiano Francisco Gianotti para un compatriota visionario, Gaetano Brenna, y
además de un milagro de creatividad y ornamento es una pieza técnicamente
notable: Gianotti era un vanguardista en adoptar tecnologías de punta.
El Molino fue un éxito comercial por muchos años, hasta su
todavía oscura quiebra y su cierre hace casi veinte años. Antes mismo de cerrar
se notaba el abandono del edificio, que por muchos años no había recibido el
mantenimiento mínimo necesario. El cierre de la confitería dejó el edificio en
el mayor abandono posible. Con apenas algunos de sus departamentos todavía
habitados, el Molino no tiene ni luz, ni agua, ni gas, al menos uno de sus
subsuelos está inundado, sus ascensores largamente desactivadas y su notable
marquesina envuelta en telas negras ya rotosas. Quien quiera darse una idea del
estado del edificio no tiene más que mirar con detenimiento su garbosa cúpula,
carcomida en sus cementos, con sus cerramientos oxidados o perdidos y su vitral
desaparecido.
El Congreso Nacional tuvo que hacer lo que los privados se
negaron por años y años a hacer, cuidar el edificio. La esquina de Rivadavia y
Callao cae plenamente en el entorno del Palacio Legislativo, un espacio en el
que el Congreso tiene prioridad de compra y también un deber de custodia. El
primer paso para el rescate del Molino lo dio el Senado Nacional con un
proyecto del entonces senador Samuel Cabanchik y se completó a fines de 2014
con la sanción de una ley de compra en Diputados, por iniciativa del presidente
de la Cámara Julián Domínguez. La ley manda que el Poder Ejecutivo compre el
edificio del Molino para el Poder Legislativo, que tiene el mandato de reabrir
la Confitería –restaurada en su ambiente y en su estilo- y crear un Centro Cultural
Las Aspas, además de un Museo del Sitio que cuente y reconstruya la historia
del edificio y de la famosa confitería.
El trámite de compra compulsiva es delicado y puede ser
largo por la defensa de los derechos del vendedor, lo que implica el mayor cuidado
en la tasación, monto y términos del pago. Por desgracia, los privados que se
negaron a cuidar el edificio y rechazaron varias ofertas de privados para
comprar y restaurar el Molino para emprendimientos hoteleros o comerciales, demoraron
la compra.
Esta situación generó toda clase de versiones, bien
intencionadas y también de las otras. Los andamios de seguridad que ya armó el
Ministerio de Planificación Federal desmintieron que hubiera una falta de
interés. Son los primeros trabajos para la restauración y el renacimiento del
edificio del Molino. Esta página busca aportar información sobre el estado del
edificio, sobre el trámite de compra y sobre el proyecto de restauración, ya
preparado por el PRIE y aprobado por la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares
y Patrimonio Histórico.
También y muy importante, esta página invita a todos a
participar del proyecto de restauración y de creación del Museo del Sitio con
ideas, objetos, fotos, anécdotas, historias y cualquier información que ayude a
reconstruir tanto el equipamiento del edificio y la Confitería –saqueado,
vendido o perdido en su mayoría- como su patrimonio inmaterial. En el menú a la
derecha se explica qué necesita el Proyecto Molino y cómo participar en esta
aventura de hacer renacer este tesoro patrimonial.
Todo están invitados a esta aventura.
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